Pintura interior: ¿Cuáles son los colores de tendencia a elegir y qué acabado les sienta mejor?

Renovar los espacios interiores con pintura es una de las formas más eficaces de transformar el ambiente del hogar sin grandes inversiones. Las tendencias de color para 2025 están marcadas por la búsqueda del bienestar, la sostenibilidad y la conexión con la naturaleza, combinando tonalidades que transmiten calidez y serenidad. Elegir el tono adecuado y combinarlo con el acabado correcto puede realzar la arquitectura, mejorar la luz natural y crear atmósferas únicas en cada estancia.

Colores naturales y terrosos: la calidez que domina los espacios modernos

Los tonos inspirados en la tierra han ganado protagonismo en los últimos años y continúan siendo una elección segura y sofisticada para la decoración de interiores. Estos colores evocan la naturaleza y generan una sensación de refugio que invita al descanso. La paleta de colores terrosos abarca desde los beiges complejos hasta los marrones profundos, pasando por tonalidades que recuerdan a la arena y la arcilla.

Tonalidades tierra y arena para crear ambientes acogedores

Los tonos arena y tierra se han consolidado como favoritos para paredes principales en salones y dormitorios. El color taupé, que equilibra la calidez del beige con la sofisticación del gris, es ideal para crear espacios versátiles que se adaptan tanto a estilos contemporáneos como rústicos. Este tono funciona especialmente bien cuando se combina con maderas naturales y textiles de fibras orgánicas, aportando una sensación de confort sin resultar monótono. El beige sigue siendo una opción delicada y romántica, perfecta para quienes buscan un ambiente acogedor sin renunciar a la elegancia. Expertos en decoración como Cayetana Quiroga y Natalia Gómez Angelats recomiendan optar por beiges con matices sutiles que faciliten la combinación con mobiliario de diferentes estilos. El greige, esa fusión entre gris y beige, se ha convertido en un favorito indiscutible por su capacidad de aportar calidez y modernidad al mismo tiempo, funcionando como telón de fondo perfecto para destacar obras de arte o piezas de mobiliario con carácter.

Ocres y terracota: el regreso de los pigmentos naturales

Los ocres cálidos y el terracota están experimentando un renovado interés, impulsados por la tendencia hacia materiales y pigmentos naturales. Estos tonos aportan una calidez especial que resulta muy adecuada para espacios íntimos como comedores o zonas de lectura. El terracota funciona especialmente bien en combinación con el color butter, un amarillo mantequilla que añade luminosidad en invierno y frescura en verano. Esta combinación evoca atmósferas mediterráneas y crea un ambiente vibrante pero sereno. Los marrones chocolate también están ganando presencia en espacios íntimos, combinados con cremas y ocres para suavizar su intensidad, o contrastados con burdeos o gris azulado para crear ambientes más sofisticados. Los cerámicos artesanales, con sus tonalidades naturales, se coordinan perfectamente con esta familia de colores, sumando texturas que enriquecen visualmente el espacio.

Verdes y azules suaves: la paleta que conecta con la naturaleza

La búsqueda de bienestar y el deseo de conectar con la naturaleza han impulsado la popularidad de los verdes y azules suaves en la decoración de interiores. Estas tonalidades transmiten serenidad y frescura, siendo especialmente apreciadas en dormitorios y zonas de descanso. Las ferias de diseño internacionales como el Salone del Mobile Milano y Maison Objet han destacado estos colores como protagonistas de las colecciones más recientes.

Verde salvia y oliva para dormitorios y zonas de descanso

El verde salvia se ha convertido en una de las tonalidades más solicitadas para dormitorios y espacios de relajación. Su tono empolvado y suave crea una atmósfera calmante que favorece el descanso. Sasha Bikoff predice una mezcla de tonos inspirados en hierbas aromáticas como salvia, romero, lavanda, azafrán y albahaca, colores que conectan directamente con la naturaleza y aportan frescura a los espacios interiores. El verde oliva, más intenso y con matices rústicos, combina excepcionalmente bien con madera y piedra, resultando ideal para cocinas rústicas o salones con carácter. Los verdes vivos inspirados en la naturaleza también están ganando terreno en dormitorios, sofás, paredes y revestimientos, así como en armarios de cocina. Estas tonalidades funcionan como un nexo entre el interior y el exterior, especialmente cuando se complementan con plantas naturales y textiles orgánicos. La clave para integrar estos verdes es equilibrarlos con tonos neutros que eviten la saturación visual.

Azules empolvados que aportan serenidad y amplitud visual

Los azules suaves y empolvados continúan siendo una opción preferida para quienes buscan transmitir calma y amplitud en sus espacios. El azul suave es fresco, luminoso y transmite una sensación de serenidad que resulta perfecta para salones y dormitorios. Los azules denim y luminosos están destacando especialmente en dormitorios, paredes y cocinas rústicas, aportando un toque moderno sin resultar fríos. Monika Klamburg señala que la elección del azul correcto depende en gran medida de la luz natural disponible en el espacio, ya que estos tonos pueden variar considerablemente su apariencia según la iluminación. Los azules empolvados funcionan muy bien en combinación con blancos rotos y cremas, creando contrastes suaves que amplían visualmente los espacios. También se pueden coordinar con grises cemento para lograr ambientes más sofisticados y contemporáneos, o con acentos metálicos dorados para añadir un toque de calidez y elegancia.

Neutros contemporáneos: más allá del blanco tradicional

Los tonos neutros siguen siendo la base de muchos proyectos de decoración, pero las tendencias actuales van más allá del blanco puro tradicional. Los neutros contemporáneos incorporan matices sutiles que aportan profundidad y carácter, creando espacios luminosos pero con personalidad. La versatilidad de estos colores los convierte en elecciones seguras para quienes buscan un estilo atemporal.

Grises cálidos y beiges complejos para paredes principales

El gris ha evolucionado hacia versiones más cálidas que se alejan del tono frío asociado a estilos industriales. El gris cemento, coordinado con negros, madera tabaco o azul inglés, crea ambientes modernos y elegantes. Esta tonalidad se puede aplicar en paredes mediante la técnica del estuco, que añade textura y sofisticación, o en tejidos y tapicerías para suavizar su presencia. Los grises cálidos son especialmente versátiles, ya que pueden adaptarse a complementos de diferentes estilos, resultando cálidos o fríos según las combinaciones elegidas. El color topo representa otro ejemplo de neutro contemporáneo, ofreciendo un equilibrio perfecto entre calidez y sofisticación. Estos tonos funcionan como lienzo ideal para destacar mobiliario de diseño, obras de arte o elementos arquitectónicos, sin competir visualmente con ellos. La clave está en elegir grises con matices beige o taupe que aporten calidez al espacio, evitando así la frialdad de los grises puros.

Blancos con matices: hueso, crema y nácar para luminosidad sofisticada

El blanco sigue siendo el color por excelencia para ampliar espacios y maximizar la luminosidad, pero las tendencias actuales favorecen los blancos con matices sobre el blanco puro. El blanco roto, con sus sutiles tonos cálidos, resulta más suave y facilita la combinación con otros colores sin crear contrastes demasiado marcados. El blanco hueso y el crema añaden un toque de calidez que resulta especialmente adecuado en espacios con luz natural limitada o en climas fríos. Estas tonalidades mantienen la sensación de amplitud espacial característica del blanco, pero aportan mayor confort visual. Expertos en decoración recomiendan utilizar pinturas sin tóxicos para garantizar el bienestar en los espacios interiores, especialmente en dormitorios y zonas de estar donde se pasa más tiempo. Los blancos con matices nácar o perla añaden un toque de elegancia discreta, reflejando la luz de manera sutil y creando ambientes luminosos pero acogedores. Estas tonalidades funcionan perfectamente como base para incorporar acentos de color en textiles, mobiliario o complementos decorativos.

Acabados de pintura: cómo elegir el más adecuado para cada color

La elección del acabado es tan importante como la del color, ya que influye directamente en la apariencia final, la durabilidad y el mantenimiento de las superficies pintadas. Cada tipo de acabado tiene características específicas que lo hacen más o menos adecuado según el espacio y el color elegido. Comprender estas diferencias permite tomar decisiones informadas que maximicen el impacto visual y la funcionalidad.

Mate, satinado y brillante: características y espacios ideales

El acabado mate es el más utilizado en paredes de salones y dormitorios, ya que no refleja la luz y disimula mejor las imperfecciones de la superficie. Este acabado es ideal para tonos como el verde salvia, el rosa pálido o los grises cálidos, ya que potencia su carácter suave y acogedor. Sin embargo, el mate es menos resistente a la limpieza, por lo que no se recomienda en zonas de alto tránsito o propensas a manchas. El acabado satinado ofrece un equilibrio perfecto entre elegancia y practicidad, con un ligero brillo que aporta profundidad al color sin resultar excesivo. Es especialmente adecuado para colores como el burdeos, que arrasó en la moda en 2024 y domina los interiores en 2025 según Jo Trotman de The Residence Collection, o el negro, que la marca Behr destacó con su tono CrackedPepper. El satinado es más resistente y fácil de limpiar que el mate, resultando ideal para cocinas, pasillos y carpinterías. El acabado brillante o lacado refleja intensamente la luz, creando superficies elegantes y sofisticadas. Este acabado es perfecto para destacar detalles arquitectónicos, molduras o muebles de cocina en colores intensos como el rojo cereza o el amarillo oro. Sin embargo, requiere superficies perfectamente lisas, ya que resalta cualquier imperfección.

Combinación de acabados para realzar arquitectura y tonalidades

La técnica del color drenching consiste en cubrir paredes, techos y muebles con el mismo tono, creando espacios envolventes y sofisticados. Esta estrategia funciona especialmente bien con amarillos y oro combinados con azules, cremas y burdeos. Para evitar la monotonía visual, se puede jugar con diferentes acabados del mismo color, utilizando mate en paredes principales y satinado o brillante en molduras, zócalos o techos. Esta combinación añade profundidad y dinamismo sin romper la armonía cromática. Los naranjas, cuando se utilizan en pequeñas dosis combinados con tonos serenos como cremas y maderas naturales, pueden incorporarse en acabados satinados para destacar elementos arquitectónicos específicos. El gris cemento aplicado con la técnica del estuco crea texturas que añaden interés visual, mientras que en tejidos y tapicerías aporta sofisticación sin resultar pesado. Los marrones chocolate, cuando se combinan con cremas y ocres cálidos, funcionan mejor en acabados mates que potencian su carácter acogedor, pero pueden contrastarse con detalles en satinado para añadir dinamismo. La clave está en equilibrar los acabados según la función de cada espacio y la cantidad de luz natural disponible, creando ambientes que resulten tanto estéticos como funcionales.


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